miércoles, 9 de marzo de 2011

A VECES

     A veces me muero por hablarte, por intuirte, por ser el centro de tu atención y de tu interés. Te siento tan inaccesible, quizá tan lejano, como si pertenecieses al paisaje de un sueño, que abandone hace eternas madrugadas. Son horas y más  horas que en mi reloj ilusorio se convierten en insalvables días, semanas y meses, sin saber de ti, de tu cosmos de imperfecciones, de ensueños y ambiciones deterioradas. Decepcionada, compruebo que tus luchas distan mucho de mis absurdos deseos.  
     Divago. Medito. Me pierdo en otros limbos. No sé si te hablo a ti, o le hablo a él, o a alguien que aún está por llegar. Solo quiero rescatarme de tanto ostracismo. Dejar de pensar en quimeras imposibles, aterrizar de una vez. Pero entonces, cobro conciencia de la detestable realidad. Me doy cuenta, que si no me refugio en mi mundo de sombras y desconciertos fantasiosos, no seré capaz de sobrevivir. Eso que llamamos verdad, realidad, o el escenario de la existencia, es para mí ser, un incierto lugar en el que debes armarte de coraje, en el que conviene desarrollar un instinto especial y una segunda piel que te proteja del corrosivo y lacerante entorno… así es que vuelvo a refugiarme en mí, en mi amada soledad, para replegarme en mí pequeño mundo y no lastimarme más que lo justo indispensable…

martes, 1 de marzo de 2011

ME PERDÍ A MI MISMA

     Me busco, anhelante, en otras miradas, en otras personas, tratando de encontrar un eco de lo que fui y de lo que seré. Sombras, oscuras y siniestras danzan en mi interior. Perdí mi autonomía, mi anonimato. Me perdí a mí misma. Para nacer a un mundo que sé de antemano, que se clavará en la carne de mi alma como cristales rotos, hirientes. Desfalleceré. Da lo mismo si fue por ti o fue por él. Tú no existes, él tampoco. Todo es sueño, imaginación brumosa y cálida. El trampolín a la locura, la evasión de la realidad. Una quimera con pies anónimos. 
     Qué importa todo, ya no hay abrazos que secunden mi caída. Los sentimientos, me traicionan, nacen en mí, y los deposito en el pozo de los deseos que yo elijo. Pero quizás sea una criatura masoquista y continúo desmayada, este camino que se inició en el pasado y del que no he asimilado nada. Es por ello, que no digiero esta existencia, y sigo consumando los mismos errores fatales de un pasado remoto. Me percibo tan exhausta…que me invade la misma sensación de la dulce muerte….puedo percibir su sabor metálico en mis labios, es el gusto de mi sangre que desfallece, huyendo de mí…

jueves, 20 de enero de 2011

LLAMADAS

      Solo en este rincón de la eternidad, puedo guarecerme, sin temor a que algo o alguien me lastimen. Puedo desnudarme pausadamente, lavar las heridas de mi alma y volverme a recuperar a mí misma, sana y salva, algo más limpia, dispuesta a recoger de nuevo la ropa del olvido. Momentos de silencio de charla mental inexpresiva.
     En este remoto lugar, puedo mostrarme sin enfrentarme a las preguntas, los gestos o las opiniones que acaban resquebrajando mi ánimo. Aprender a ser yo misma, sin interferencias externas. Presiento que nadie va a despojarme de esta única ventana a la eternidad, no lo permitiré. Si no me quieren tal cual soy, si no me aceptan con mis taras y defectos congénitos del alma de la eternidad, no han de quererme y si me estimo un poco, cerraré las heridas de la soledad y me pertrecharé de nuevo en el anonimato de los justos e individualistas. Qué más da todo, cuando se intentó hasta la devastación del último rastro de energía. Tan solo una certidumbre es bien cierta, nacemos y morimos solos, solamente nos queda la franja de la vida en su lento caminar para elegir los brazos del anonimato o los del aplauso del otro. Pero al final de todo, llegaremos solos como vinimos. En el silencio de la desgarradora soledad escucho las llamadas de nuestros ancestros, que me guían a una perfecta comunión con el universo de las inteligencias más puras…Y en ellas me pierdo, gritando sin obtener contestación, pues mis oídos se quedaron sordos y mi corazón permanecerá dormido hasta el final de estos tiempos…


    

miércoles, 19 de enero de 2011

LA DUDA

    Ayer, en las últimas horas de mi madrugada, envuelta mi consciencia en la aureola de la palabra escrita, me asome al mar de otras desdichas. Y en los concluyentes extraños minutos, solitarios, de mi vigilia, la nave de mi experiencia tomo contacto con las aguas bravas de la duda. Percibí su tristeza, su sensación de fracaso, de traición; pues donde nace la cuna del egoísmo individualista, no hay lugar para la delicada planta de la amistad. Jamás debemos de desposeernos de   nosotros mismos, pero lo que nos distinguirá del resto, será el  conducirnos danzando hacía nuestras metas  con la valentía y determinación del ángel que vuela alto, respetando el espacio global y sin la necia necesidad de reducir cabezas ajenas, con falsos subterfugios que impedirán la consecución natural de los sueños de los demás.
     Por eso anoche, aniquilando el suspiro de mi existencia, hice examen de conciencia. Y mientras la inocencia y la inmadurez llorosas pataleaban desairadas en la ventana de mi pecho, sentí que la duda fundada en la vivencia ajena, me empujaba como onda expansiva a refugiarme en la trinchera más próxima, a nuestra guerra; por temor a ser herida de muerte en un futuro cercano. Y por un instante, me bañó la confusión y me coloque el blanco vestido de las dudas, después me embargo la inquietante certeza de que la vacilación es la madre del aborto y el alienante fracaso. Así pues  a la luz de la ofuscada luna, me desnude de titubeos, me despoje de miedos y como recién nacida, me puse en la piel unas gotas de esencia llamada ilusión. Y fui pausadamente, sumergiéndome,  entre las sábanas que celosas miraban a la capital nocturna. Serena y nueva decidí creer en ti y en mí, para darnos una oportunidad que ni tan siquiera leerás en mis labios, ni en la yema de mis dedos, tan solo la intuirás naciendo en tu pecho.

lunes, 10 de enero de 2011

REGRESO

     Me preguntas  ¿dónde estoy? ¿Que qué haces ahora sin mí? Sigo aquí, regreso acongojada ante tu suplica.
     Sigo buscándome a mí  misma. Trato de vivir distante de los sueños irrealizables, con el único fin de no hacerme más daño, ya tuve mis dosis de dolor en repetidas ocasiones. Aunque eso es pasado, no quiero andar sobre esas huellas, deseo dejarlas marchar, que se borren como los pasos en un lejano desierto en el que sopla el viento del futuro.
     Juventud, inocencia, niñez. Yo también soy una niña, frágil, a punto de romperse a veces como una muñeca de porcelana.
     Ahora regreso a ti, en estas líneas tras el eco de tu llamada. Siento mis silencios, me disculpo, más no me mates de antemano...emerger de otros brazos más ciertos no es fácil, menos aún enfrentar el miedo al cambio. Todo es anhelo y desconcierto. Mi pecho late agitado. Tengo que hablar tantas cosas conmigo. Poco a poco he de despejar tantas incógnitas. No quiero arrancar mis alas de mariposa antes de haber echado a volar. De  momento sigo siendo libre. Libre de cruzar horizontes inciertos, para acercarme a tu mar, a tu orilla y cobijarte con mi aliento, con mi ternura en el regazo de mi pupila, que te observa, y acuna para calmar tu desasosiego. No estás solo, no lo dudes, tu eres yo, yo soy tu. Tu hálito está contenido en mi palabra, sin tu inspiración no podríamos navegar en este mar de inconsciencia.  No temas esta llama no se apagara por mucho que sople el viento de la destrucción y el olvido… Si me buscas, con impaciencia en cada poesía, no tendré más remedio que ir a tu encuentro, hablarte con voz queda al oído y hacerte comprender, que estoy  aquí apoyándote en cada locura que te enriquezca por dentro, en cada brinco de eternidad incierto.
     Estoy aquí para la eternidad, nuestra eternidad poética.